Las necesidades nutricionales de la población varían a lo largo de las diferentes fases del ciclo de vida. La leche humana es el primer alimento que recibe un recién nacido y se considera el primer alimento saludable por sus múltiples beneficios para la salud inmediata y a futuro. El gran desafío se encuentra en practicar la lactancia en forma exclusiva ya que menos de la mitad logra sostenerla hasta el sexto mes de vida, reemplazando la totalidad de la leche humana (o parte de ella) por leches de menor calidad como las fórmulas o incluso la leche de vaca sin modificar. Además de la lactancia, para asegurar la calidad de la alimentación durante los primeros años es importante el momento en que se incorporan los alimentos y bebidas diferentes de la leche, como también identificar qué alimentos conforman esa alimentación.
A medida que avanza la edad de niños, niñas, adolescentes y adultos se busca concientizar sobre la importancia de generar buenos hábitos en la vida, no sólo en la alimentación sino además acompañarlo con actividad física, buen descanso, evitar el estrés, la automedicación, realizar los controles periódicos en los médicos, contar con el esquema de vacunación completo, entre otras acciones que otorgan bienestar y salud.
Ley de Etiquetado Frontal
Es un sistema que promueve la alimentación saludable mediante avisos en los envases de los productos. El etiquetado frontal es una herramienta simple, práctica y eficaz para informar al público sobre los productos que pueden dañar la salud y ayudar a orientar las decisiones de compra. El consumo excesivo de azúcares, grasas y sodio es un problema mundial que se asocia a las enfermedades no transmisibles que más afectan a la población: sobrepeso u obesidad, diabetes, hipertensión arterial, enfermedades vasculares, cardíacas, cerebrales y renales. La mala alimentación guarda una estrecha relación con estas patologías, en las cuales influyen los excesos en la ingesta de azúcares, grasas totales, grasas saturadas, grasas trans y sodio, los denominados “nutrientes críticos” de preocupación para la salud.
La ingesta excesiva de estos nutrientes es resultado, en gran medida, de la amplia disponibilidad, asequibilidad y promoción de productos alimentarios procesados y ultraprocesados, que contienen cantidades excesivas de azúcares, grasas y sodio. Como parte de la solución se busca la aplicación de leyes y regulaciones que reduzcan la demanda y la oferta de productos que contienen cantidades excesivas de nutrientes críticos. Uno de los instrumentos clave de política para regular esos productos con el objeto de prevenir el desequilibrio en la alimentación es la utilización de etiquetas en el frente del envase que indiquen a los consumidores que el producto contiene cantidades excesivas de azúcares, grasas totales, grasas saturadas, grasas trans y sodio.
Características de una alimentación saludable
-Tiene que ser completa: debe aportar todos los nutrientes que necesita el organismo: hidratos de carbono, grasas, proteínas, vitaminas, minerales y agua.
-Tiene que ser equilibrada: los nutrientes deben estar repartidos guardando una proporción entre sí
-Hidratarse correctamente, beber de 1,5 a 2 litros de agua al día.
-Tiene que ser suficiente: la cantidad de alimentos ha de ser la adecuada para mantener el peso dentro de los rangos de normalidad y, en los niños, lograr un crecimiento y desarrollo proporcional.
-Tiene que ser adaptada a la edad, al sexo, a la talla, a la actividad física que se realiza, al trabajo que desarrolla la persona y a su estado de salud.
-Tiene que ser variada: debe contener diferentes alimentos de cada uno de los grupos (lácteos, frutas, verduras y hortalizas, cereales, legumbres, carnes y aves, pescados, etc.), no solo porque con ello será más agradable, sino porque, a mayor variedad, habrá también una mayor seguridad de garantizar todos los nutrientes necesarios.